Las cantidades astronómicas que España espera recibir por los fondos europeos de recuperación están condicionadas al cumplimiento de una serie de reformas estructurales para hacer la economía más productiva, sostenible y digitalizada. Pero el país no solo se juega dinero en esta operación, sino que también estaría en vilo la posibilidad de crear 900.000 empleos para jóvenes en la presente década o solo generar unos 100.000.
Este reto se ha puesto de manifiesto en el estudio elaborado por el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep Oliver, para el Índice ManpowerGroup. El estudio arranca con un exhaustivo análisis del empleo de los jóvenes en la década pasada, entre 2000 y 2020. En este periodo se han perdido 2,1 millones de empleos jóvenes, lo que supone una caída del 25,9%. Oliver explicó ayer durante la presentación de este indicador que la inmensa mayoría de esta llamativa caída obedece a razones puramente demográficas, ya que la disminución de la población joven, sobre todo entre 16 y 34 años) explica por sí sola 21 puntos porcentuales de este recorte de la ocupación.
Esta pérdida de población joven no ha dañado solo el empleo sino también la actividad (personas en edad y disposición de trabajar), ya que en España, entre 1995 y 2020 los jóvenes han pasado de aportar más del 45% de los activos potenciales del mercado de trabajo (personas de 16 a 66 años) a escasamente el 30%. Estos quince puntos de diferencia habrían sido 20 sin el impacto migratorio que aumentó la actividad de este grupo de edad en cinco puntos.
Pese a todo, España cuenta con una insoportable tasa de paro juvenil (entre 36 y 34 años) del 24%. Esta tasa llegó a escalar al 35% en 2013 en los estertores de la anterior crisis financiera y registró su menor nivel en 2007 con un 10,8%.
Partiendo de esta radiografía, Oliver ha hecho dos simulaciones de lo que podría ocurrir en la presente década, hasta 2030, en el caso de mantener la actividad económica y del mercado laboral como en la actualidad o, si por el contrario, se abordaran los cambios estructurales adecuados en el funcionamiento de la ocupación. Estos cambios debería estar orientados, según Oliver, a mejorar la movilidad de edad (que un mismo trabajo se pueda hacer por un joven de cualquier edad); movilidad territorial (entre comunidades); y movilidad de los estudios (un mayor número de jóvenes con formación media, como la FP).
Si continúa la tendencia histórica reciente del comportamiento de los jóvenes en el mercado laboral español, “el empleo de este grupo crecerá a un ritmo medio del 0,3% anual, con lo que al final de la década se habrán creado algo más de 100.000 puestos de trabajo para este sector de la población”, asegura Oliver. En cambio, si se impulsan los cambios necesarios la simulación hecha por este catedrático indica que el crecimiento del empleo joven podría acelerarse hasta el 1,9% anual, de modo que se crearían más de 800.000 empleos para los jóvenes, de entre los 2,5 millones totales que conseguirá el país en los próximos años, explicó este experto en el mercado de trabajo.
En el escenario continuista, con un mantenimiento del nivel de actividad, la tasa de desempleo de los jóvenes de 16 a 34 años se situaría entre el 17% y el 26% en 2030, dependiendo de la movilidad de los trabajadores (entre regiones, niveles de estudio y edades).
Mientras que en el escenario alternativo en el que, manteniendo constante el ritmo de creación de empleo del conjunto del país (1,3% hasta 2030), se produce una mayor demanda de empleo de jóvenes, gracias a un cambio en las políticas de ocupación (con movilidad absoluta) la tasa de paro podría bajar hasta el 5%, que es la referencia del pleno empleo. Incluso si existieran ciertas restricciones a esa movilidad (por ejemplo, entre territorios), el desempleo de los jóvenes podría quedar por debajo del 10%.
Las reformas que piden los empresarios
El presidente de Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, que fue el anfitrión de la presentación de este índice aseguró: “Los fondos Next Generation UE, canalizados a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, representan una oportunidad histórica para resolver debilidades estructurales del mercado laboral". Y añadió que España no puede permitirse los actuales niveles de paro juvenil "mientras siete de cada diez empresas no encuentran a los perfiles profesionales que necesitan".
Bonet enumeró algunas de las reformas que, a su juicio, serían necesarias para aprovechar todo crecimiento potencial del mercado laboral. Entre ellas consideró urgente avanzar en un enfoque integral que conecte el sistema educativo y el ámbito productivo; fortalecer la colaboración público-privada; recuperar el talento senior y conectarlo con el talento joven; impulsar la adquisción de competencias; luchar contra el abandono escolar y reforzar las vocaciones técnicas y tecnológicas, así como la FP, en particular la FP Dual".
El presidente de ManpowerGroup España, Portugal, Grecia e Israel, Raúl Grijalba, coincidió en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que incluye medidas sobre formación profesional y desarrollo de capacidades, “es una buena oportunidad para resolver algunos problemas del mercado del empleo y dar el impulso que necesita el empleo juvenil”. Pero instó en que es urgente implantar estas ayudas y que pasen pronto "del papel a la realidad".
Fuente: Consejo General de Graduados Sociales de España