El Gobierno derogará el contrato de emprendedores que puso en marcha la reforma laboral de 2012, impulsada por el anterior Ejecutivo del PP. El contrato era una de las medidas estrella del profundo cambio del mercado laboral que inició la reforma, y tenía dos objetivos: el primero, que las empresas de menos de 50 trabajadores pudiesen dar empleo a los jóvenes. En consecuencia, y en segundo lugar, que estos últimos pudiesen empezar una experiencia laboral con un contrato indefinido.
Sin embargo, la secretaria de Estado de Empleo, Yolanda Valdeolivas, dijo ayer que el contrato, tal como está diseñado, “no responde al objetivo que perseguía y además favorece la precariedad en el mercado de trabajo”.
En su primera comparecencia para explicar la evolución del desempleo en junio, Valdeolivas afirmó que el contrato de emprendedores “no ha dado los frutos deseados ni ha conseguido frenar el empleo temporal”. Todo ello, pese a tener “condiciones muy favorables de contratación e incentivos económicos atractivos”.
Valdeolivas explicó que el contrato de emprendedores “no es indefinido. Por el contrario, puede servir para torcer el principio general de la causalidad en la contratación, por el que se establece que no hay contrato temporal sin causa”. En román paladino, la secretaria de Estado de empleo estima que el contrato favorece el fraude porque su uso no responde a un fin específico, y da mucha libertad al empresario para despedir.
No es indefinido porque, en la práctica, el trabajador empieza con un periodo de prueba de un año, tras el cual el empresario puede despedirle.
Y eso que por cada trabajador menor de 30 años contratado, la empresa tiene derecho a una deducción de 3.000 euros en las cotizaciones sociales durante el primer año, siempre que tras este periodo se mantenga en plantilla, hasta tres años.
EL COMPROMISO
Bien es verdad que este punto siempre ha causado rechazo entre los empresarios. Igual que la obligación de comprometerse a que el trabajador renovado tenga que suponer un aumento de plantilla durante un año.
Claro que el contrato puede tener varias contradicciones con su intención de dar estabilidad laboral a los jóvenes: la fórmula permite despedir al trabajador cuando, entre otras cosas, obedezca a razones objetivas o despido disciplinario. Es decir, entre las primeras están las causas organizativas, económicas, de producción o tecnológicas. Es necesario recordar que la reforma laboral flexibilizó mucho estas condiciones.
Los datos son elocuentes: desde su implantación, en 2012, con la entrada en vigor de la reforma laboral, se han hecho 958.075 contratos, y como se aprecia en el gráfico en esta misma página, con el fin de la crisis económica, su uso es creciente entre las empresas.
Sin embargo, la tasa de paro de los jóvenes es de las más altas de la OCDE, con un 35% y, en conjunto, la población con empleo temporal se sitúa en el 25% de los asalariados. Es decir, 4,1 millones de personas. Por todas estas razones, la secretaria de Estado de Empleo dijo que el contrato de emprendedores “no ha cumplido sus objetivos” de aumentar la contratación indefinida y, en consecuencia, la estabilidad laboral de los jóvenes. Con su anuncio de derogar el contrato de emprendedores, el Gobierno cumple una de las reivindicaciones de CCOO y UGT en la reforma laboral: los sindicatos siempre han considerado esta fórmula laboral como “un contrato temporal encubierto, con despido gratuito”, que termina tras el periodo de prueba.
CONTRATOS INCENTIVADOS
En este contexto, sin dar muchos detalles, la secretaria de Estado de Empleo afirmó que “está estudiando posibles modalidades también incentivadas de contratos indefinidos”.
Valdeolivas además criticó la utilización de los contratos de aprendizaje y formación. Empezando, porque están registrando un número de contrataciones “muy poco significativo”. “Entendemos que no está funcionando como mecanismo de fomento del empleo de los jóvenes como se pretendía y habrá que revisar la regulación jurídica, ver cómo se comportan y adoptar medidas de reforma que permitan atacar el reto del empleo de los jóvenes”.
El Gobierno considera que muchas empresas están utilizando esta modalidad de contrato para abusar encargar a los jóvenes tareas que no les corresponden y, desde luego, que no están remuneradas como deberían estarlo. Igual que en la jornada laboral. Un problema que está extendido en los contratos en prácticas y, en general, en toda la contratación de jóvenes.
Fuente: Expansión pro-orbyt