- En 1958, William Phillips, ingeniero y economista neozelandés, observó una relación inversa entre la tasa de inflación y la tasa de paro. Dicha apreciación, contó con la aceptación y el respaldo de los economistas de la época. Así, esta importante teoría se convertiría en una de las bases fundamentales para determinar políticas económicas
- Concretamente, la teoría establece una relación inversa entre la inflación y el paro de un estado. La curva de Phillips, por tanto, refleja uno de los vínculos entre la perspectiva económica y la perspectiva monetaria de un país. En este post, te explicamos en detalle esta relevante teoría económica
Generalmente, la curva de Phillips es la teoría empleada en el marco teórico para analizar las dinámicas de la inflación.
Esta, parte del principio de que la masa monetaria (dinero en circulación) causa un efecto real sobre la economía a corto plazo. Según esto, el dinero circulante causaría un efecto positivo respecto a la demanda agregada. Es decir, si los ciudadanos ven incrementados sus salarios, siempre van a gastar más. A este efecto se le conoce como ilusión monetaria. De este modo, las perspectivas de unos precios al alza aumentan las expectativas sobre los beneficios que obtendrán las empresas. Y así, se desarrolla un marco favorable a la inversión en un país determinado.
Todo esto, se traduce en un elevado crecimiento económico que, paralelamente, generará nuevos puestos de empleo. La curva de Phillips, por lo tanto, queda expresada gráficamente como una curva descendente al reflejar esa relación inversa entre inflación y desempleo.
Lo que ocurre a corto plazo es que las empresas aumentan su producción, contratarán a más personas y disminuirá el empleo. Esto se debe al aumento de la demanda de bienes y servicios. Cuando la demanda es mayor que la oferta, el consumidor asume un precio mayor por esos bienes y servicios. De esta forma, se incrementa la inflación, como consecuencia de ese aumento de los precios.
Respecto a lo que ocurre a largo plazo la cosa es bien distinta. La oferta y la demanda sufren una tendencia a ajustarse en el largo plazo. Esto provoca que la tasa de desempleo se normalice y no acelere la inflación. Entonces, lo único que implica esto es una mayor tasa de inflación. Es decir, los precios de bienes y servicios fluctúan sin que se produzca un aumento o disminución en la tasa de paro. O lo que es lo mismo, independientemente de cómo se comporte la tasa de inflación, no afectará a la tasa de desempleo.
W. Phillips publicaba a mediados del pasado siglo un estudio acerca de la evolución a largo plazo de los precios y el empleo británicos. En el mismo, establecía una correlación inversa entre ambas tasas. Según lo cual, a mayor inflación, menor desempleo. Esto reflejaba una curva decreciente que, sin establecer una lógica entre las dos variables, sí que en cambio constataba un hecho.
Phillips estaba influenciado por la teoría keynesiana, que exponía que la inflación únicamente tenía lugar cuando la demanda era alta y el pleno empleo. Los datos sobre inflación y desempleo que fue arrojando la década de los sesenta refrendó las teorías de Phillips, ya que se ajustaban bastante a su curva. Además, el gráfico de la curva sirvió para explicar a políticos y electorado la posibilidad de aplicar distintas políticas, según la situación económica. Esto es, aplicar políticas expansivas o estabilizadores en función del momento. Todo esto hizo que la curva de Phillips, no solo fuese adoptada como una reveladora teoría económica, sino que la popularizó rápidamente.
La década posterior a la popularización de la teoría, la de los setenta, comenzó a expresar tasas de inflación y paro muy bajas. Concretamente, ambas tasas decrecían de forma conjunta. Algo que no contemplaba Phillips ni las teorías keynesianas. Por lo que la curva de Phillips, como tal, no podía reflejar según que nuevos fenómenos económicos.
Milton Friedman, junto a los monetaristas, añadieron un “apellido” a la curva de Phillips para que esta expresase estos fenómenos. Propusieron un modelo al que llamaron curva de Phillips a largo plazo. Este nuevo modelo afirmaba que los intentos de un gobierno para aumentar el empleo únicamente podrían tener éxito en el corto plazo. Es decir, se asegura que existe una tasa natural de desempleo cuyos intentos de restringirla, fallarán en el largo plazo.
Por si esto fuera poco, la teoría de las expectativas racionales infundió más pesimismo sobre esta teoría. Si un gobierno es capaz de prever los efectos que pudiera tener su política económica y adoptar acciones en base a esa previsión, la inflación crecería inmediatamente. Esto supondría el fracaso de toda política expansiva incluso en el corto plazo.
Actualmente, la curva de Phillips se sigue aplicando internacionalmente, pero solo a tres, seis y doce meses. Ningún estudio de hoy en día establece relación entre la tasa de inflación y la tasa de desempleo, entendiendo que todo depende del ciclo económico.
Como ves, la teoría de la curva de Phillips ha sido durante mucho tiempo una importante teoría económica. Economistas de todo el mundo la adoptaron como válida para desarrollar las políticas económicas de sus gobiernos. Además, se convirtió en una teoría muy popular al calar también sobre la ciudadanía e intentar comprender mejor las políticas monetarias aplicadas.
Fuente: Evo